En un viejo edificio estoy incomunicado
el
pasillo se muestra desconocido y latente
en
él los pasos marcan un ritmo casi infernal
y
a lo lejos las bocinas anuncian el rito que nos liberará
La
ciudad hostil me espera tras la puerta de metal
y
no la quiero atravesar.
Perdí
a mi compañero,
la
última vez que lo vi dormía sobre la mesa de visitas
fue
presa de la hambrienta soledad que vacía nuestros sentidos
y la larga a veces espera
yo
también ciego, poco a poco
poco
a poco voy dejándome perder
donde nadie sabe de mi
La
ciudad de la furia amaneció más hostil hoy
más
que de costumbre
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