domingo, 30 de marzo de 2014

A fritanga y despedida

Parecía como si nos conociéramos
pero no
Porque nunca nos conocimos
pero sabíamos quiénes éramos
pero no nos conocimos

Pero al mirar tus ojos tan de cerca
Fue como vernos hace tres días
El parque, las bicis y el néctar

El sol luego se escondió
y la ciudad se puso fría
señales de emergencia

Nos drogamos del smog
yo me despedía de tus pecas
no nos conocemos
y te dio verde, con la gente

En el servicentro el tibio desayuno en oferta
me devuelve el sabor a despedida y frituras

domingo, 23 de marzo de 2014

Maipu 556



En un viejo edificio estoy incomunicado
el pasillo se muestra desconocido y latente
en él los pasos marcan un ritmo casi infernal
y a lo lejos las bocinas anuncian el rito que nos liberará
La ciudad hostil me espera tras la puerta de metal
y no la quiero atravesar.

Perdí a mi compañero,
la última vez que lo vi dormía sobre la mesa de visitas
fue presa de la hambrienta soledad que vacía nuestros sentidos
y la larga a veces espera
yo también ciego, poco a poco
poco a poco voy dejándome perder
donde nadie sabe de mi

La ciudad de la furia amaneció más hostil hoy
más que de costumbre

, y eso es mucho decir.





miércoles, 5 de marzo de 2014

Ele 2



Soñé que te iba a buscar al ciber-café donde trabajabas.
El aire era limpio, y había días en que se nublaba un poco oscureciendo los jardines bien cuidados de la comuna de la nostalgia.
Entraba por un amplio portón y unas campanitas hacían su musiquita al viento como un acto de meditación instantánea, entre unas cabezas y varios computadores veía tu chasquilla, perdida en ese ciber donde trabajabas.  

Estaba en un barrio verde y primavera, un poco de humo de la chimenea de la panadería de la esquina se asomaba y volaba mientras el olor a la once y la tetera hirviendo en la casa de alguna familia de clase media, y los ladridos del cachorro juguetón, y tu sonrisa bendita, y mi temblor fulgurante de volverte a ver, y tu voz servicial y suave que a veces me ponía tenso cuando tensa tú me obligabas a oír el popurrí de lecturas que anotaste en los diminutos papeles amarillos colmados de textos y fórmulas de la materia que tal vez fuere economía o antropología o alguna lía que liaste en mi interior.

Soñé mucho rato con ese ciber.
Más tiempo del que recuerdo.
Mi mente pudo ir rellenando cada mueble que debía estar, y en qué lugar lo habrías de poner. Hasta mi subconsciente sabría de qué color preferías el portón de metal que a las 9 de la noche se cerraba prepotente como apagando la noche y el aleteo de las pajarolas.

Soñé con un ciber desconocido que me hacía sentir escalofríos de tanta timidez, donde colgaba mi abrigo en la sillita de madera imaginada que aún estaba desocupada, y te miraba a ti,  porque lo que menos importaba era el ciber, porque la razón del sueño eras tú, alma impertinente que con desdén pretendiste alejarme suavemente para que no me diera cuenta hasta que ya estuviera bien lejos.

Y bien lejos me di cuenta.

La pesadilla fue tener que visitarte donde creí que estarías, solo para poder mirarte de nuevo aunque en el fondo de mi sepa que es en una alucinación nocturna. Sin palabras recordaría todas las veces que reproché tu actuar indiferente, aun sabiendo que yo fui tres veces peor y no lo pude ver.

Como odié a esa mujer y cuan cercana fue.

En un momento detenías la atención al público para caer en cuenta de mi presencia, y ahí entonces, ahí, supe ver en esos ojos de trabajadora y trasnochadora que aún quedaban rastros de mí en una extraña, escandinava y poco definida medida.
No hubo ni un gesto delator, ni un cambio en tu ritmo cardiaco pero sé que algo pasó.

Un rato desperté, y me acordé que hace años te había borrado.

Entonces no quise volver a dormir, ni siquiera sé si ese ciber aún existe y no creo que sigas trabajando ahí.  Tal vez si voy a buscarte encuentre a un gris desconocido que no despierte ni una imagen en mí, y le pregunte tu nombre y él crea haber oído alguna vez esas tres letras que eras pero no le formen ninguna palabra.
                                                      
Quizá yo ahora me parezca más a ese gris desconocido, y quizá pasen unos años más y también pierda tus letras y olvide quien fuiste.
Quizá hasta dudo que alguna vez sueñes con mis viajes al norte, o mi guitarra rasposa.

Me levanto, preparo un café cargado. No me queda azúcar y la radio pretende animarme con la peor navaja que pudo clavar.

Alanis Morissette – Uninvited

“…but you, you're not allowed
you're uninvited
an unfortunate slight”

Dejo la taza llena y cierro los ojos.



¿Te acordai?

viernes, 17 de enero de 2014

Partiste

No eres una estrella
pero si eres fugaz
te fugaste de los días
te fugaste de mis días

Lo gracioso va a ser cuando vuelvas a aparecer en 80 años más

Quizá esté muerto
o ciego
y me pierda tu paso de nuevo

o tal vez para entonces sí te habré olvidado.

Mmm no,
 N o

creeeeo

miércoles, 15 de enero de 2014

De cumpleaños

Intenté buscarte, pero no me hiciste caso
dejaré de escribirte si así lo quieres
apagaré la cosa que me unió a ti
y tu voz dejará de sonar en el fondo de mi

No habrá libro ni canción que me suene a tu nombre
las galletas de vainilla
las que me horneaste
están
resquebrajadas
molidas, algunas
secas
y duras


las mismas que me diste en enero

para mi cumpleaños.

sábado, 11 de enero de 2014

Ele

A veces cuando no quiero pensar
te recuerdo,
la vez que me llamaste antes de viajar
y yo no contesté porque ya era tarde

Dijiste que una vez tú volverías
y aún espero.
De un momento a otro alejaste la mirada
y el horizonte se volvió inalcanzable

La noche que pasamos en tu cuarto
no supo de emociones,
sólo pusiste la radio
y me pediste un recuerdo

Bailamos un suave vals
pero después ya no estabas
apagué la radio
apagué tu ausencia

Fue tu cumpleaños,
fue un desfile de esperanzas sin sentido
por cada minuto que pasaba
más lejos te veía

Hace tiempo que volví a nuestra tierra
nos vemos a lo lejos como dos viejos perdidos
ignoro tu mirada, ignoras mi ignorada
no te conozco, te desconozco

Por eso mismo te odio
porque dejé de existirte
porque puedes vivir sin mi
y quizá no me entendiste

y no sabes tampoco que si regresas
quizá me encuentres esperando
en la estación de los momentos
cuando el tiempo era nuestro

Si no llegas, no importa
Solo cuando no quiero pensar, te recuerdo
Los otros días todo va bien

Cuando no existes, todo está bien